Nos apuntamos al proyecto Perrier en TRND el mes pasado y tuvimos la suerte de que nos aceptaran. Cuando llegó el aviso de la mensajería, flipé con el peso que marcaba: 18 kilos. Vale que eran 24 botellas lo que enviaban, pero de un tercio.

Lo que no contaba es que las botellas de tercio de Perrier son de cristal.

Por suerte, mis compañeros de oficina me ayudaron a repartir peso y se quedaron unas cuantas bastante encantados. A algunos para ellos porque les encanta el agua con gas y otros para sus parejas porque a ellos les gusta más.

Mi principal idea para usar Perrier era aprovechar para Sant Joan así todo el mundo podría brindar, mayores y pequeños, con copa llena de burbujas 🙂 La idea parece que gustó.

Tengo que decir que a mí tomármela sólo como que no acaba de convencer su sabor que no me resulta tan molesto como en otras aguas con gas. Tiene la gracia de las burbujas, que no tiene calorías pero le faltaba algo…
Y lo he encontrado!!! Hay que combinarlo con algo y a mí ME GUSTA TOMARME PERRIER CON TÉ BLANCO!!!! Al no tener mucho sabor Perrier, no se come el sutil sabor de un té blanco.

Y con un vaso de Perrier con rodajitas de jengibre y hielo estoy escribiendo esto. Las suficientes como para notar su sabor y refrescarme en el día más cálido del año. Seguro que con lima y menta debe de estar de muerte (me lo apunto).

Pensaba al principio que el formato de 330ml era pequeño, pero tengo que decir que para el uso que le doy, es ideal. Así no sobran botellas abiertas por la nevera que puedan perder el gas si no están bien cerradas. Lo único que al ser envase de vidrio pesa bastante y el formato de medio litro lo fabrican en plástico.
Así que en mi opinión, para tomar sólo no me gusta, pero creo que el punto de gracia es que te permite transformarlo fácilmente en un refresco añadiéndole fruta o especias, sin añadirle calorías vacías.